Hermanos de la Tierra

Madera y piedra pueden ser materiales inertes. La acción humana – aunque también los procesos cósmicos y naturales – son capaces de dar forma a elementos que parecen descansar en un sueño eterno. A partir de “un golpe de vista”, el artesano es capaz de encontrar la imagen de un animal extinto en la rama de un árbol caído, de multiplicar los sentidos visuales en los que un tronco puede derivar, de cincelar y figurar en la piedra las mareas de imágenes que habitan en su mente.

La piedra y la madera que ellos utilizan son, en sí mismos, elementos de significación: copal y fósil. De las variedades del copal, de su sentido ritual y creativo, pueden derivarse múltiples escenarios: la resina se desbroza en humo, que limpia, según nos comentan, el espacio de negatividad.

Los fósiles nos asombran porque son objetos que han condensado el tiempo y que han dejado intacta la forma primordial que los constituye: son mensajes de un confín remoto, que tienen mucho de elemento mágico. La forma de la espiral remite al tiempo cíclico, a la introspección, a la reflexión interior. La espiral de un caracol nos informa sobre tiempos remotos, tiempos de los que sabemos precisamente por la dureza de la piedra. Esa necesidad de reconocer, de pensar en el origen, es importante para este conjunto de obra.